¿Nómina y/o Recursos Humanos?

Partiendo de la base de que el término “recursos humanos” nunca ha terminado de convencerme, por lo de “recursos”, ya que hay gente que se lo toma al pie de la letra e intenta gestionar a las PERSONAS como un recurso más, me gustaría reflexionar sobre lo que engloba realmente esto de los Recursos Humanos.

Hay gente que piensa que Recursos Humanos se dedica únicamente a pagarle la nómina todos los meses y poco más. Otros que defienden justo lo contrario, que la nómina es un mero proceso administrativo, en el que “sólo hay que darle a un botón”, y que lo importante es todo lo que hay alrededor de eso: gestión de carreras, planes de remuneración, desarrollo de personal, etc…

Antes de seguir, os invito a que veáis el vídeo que sale en este artículo: Cuando la nómina consume al departamento de Recursos Humanos

En el mismo se presenta el proceso de nómina como un proceso puramente administrativo, que debería/podría ser realizado por el área financiera, mientras que Recursos Humanos debería poner todo su empeño en desarrollar y potencial el talento de las personas.

Amedirh es una asociación mexicana de profesionales de Recursos Humanos, pero creo que la idea que se plantea en el vídeo es aplicable a muchos países.

Partiendo de la base de que tengo claro que elaborar una nómina consiste en algo más que “darle al botón”, también es cierto que muchos de los procesos que conlleva son puramente administrativos y que podrían automatizarse de manera relativamente sencilla.

Esto conllevaría un ahorro importante de tiempo, que podríamos dedicar a otras tareas que le aportaran más a nuestros empleados que el simple pago de su merecida remuneración.

También es cierto que para que esto sea posible, deberíamos “dejar atrás el pasado” y “poner todos de nuestra parte”.

De nada sirve que nos hagamos con la última tecnología, si no somos capaces de adaptar nuestros procesos a los tiempos que corren… y cuando digo “todos”, digo: empresa, empleados, sindicatos, administraciones públicas…

Si nos empeñamos en mantener condiciones de convenios colectivos firmados hace 30 años y vivir de espaldas a la realidad, mal vamos. Y con eso no digo que haya que eliminar dichas condiciones, digo que hay que analizarlas y adaptarlas a los tiempos que corren.

Después, ya veremos si lo hacemos con un software o con otro, pero si no nos planteamos primero esa adaptación, me temo que seguiremos matando moscas a cañonazos… 😉

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