La culpa no es de las Big Four

La semana pasada estuvo cargada de sorpresas, por un lado nos enteramos de que en las «grandes» consultoras se trabajan muchas más horas de las pagadas y por otro lado una famosa artista española confirmó que había mantenido un romance con «uno de los grandes».

Dos noticias que me sorprendieron tanto o más que los reportajes de los telediarios en Semana Santa cuando salen las procesiones de Sevilla (si la lluvia lo permite) o la tamborrada de Calanda.

Me centraré en analizar la primera de las (no)noticias, para ello primero os dejo algunos enlaces de la misma, por si acaso alguno no se ha enterado.

Ya sé que es difícil pero, yo qué sé, lo mismo habéis estado liados con lo del vídeo de Shakira 🤣

Tengo que reconocer, que este último titular me gusta especialmente… por lo de «cuántas hay»… ¿no hemos quedado en que «four»?

No voy a entrar a analizar el detalle de cada uno de los artículos, los pongo simplemente por que los tengáis ahí, aunque haré referencia al contenido de alguno.

Por cierto, si me tuviera que quedar con algún artículo de todos los que se han escrito sobre el tema me quedaría con este, sin ninguna duda: Los dueños de las ‘Big Four’ exigen eliminar el límite de 24 horas por día porque frena la competitividad

A lo largo de más de 25 años de carrera, he tenido la oportunidad de trabajar con empresas (clientes y consultoras) de todo tipo, tamaño y sector.

Nunca he formado parte de la plantilla de ninguna de las «grandes», ni de las 4 que se supone que hay ahora ni de las 8 que se suponía que había antes, pero he colaborado con todas (formaciones, proyectos…) y conozco a gente que ha estado en todas ellas.

Gente que empezó hace más de 20 años y siguen… gente que estuvieron 2 años y salieron… gente que ha entrado después de estar en otras más «pequeñas» y han terminado en una «grande»… es decir, de todo.

Que se echan horas, es algo que tenemos más que claro… de hecho, es algo que se da por asumido… ¿O debería decir «se daba»?

Porque alguna vez que ha surgido este tema, hablando con compañeros de mi quinta, ha salido la típica frase de abuelo cebolleta (este término en sí, ya lo es) de «es que la gente de ahora no está dispuesta a echar horas, enseguida te preguntan por las vacaciones»… a lo que yo suelo responder, «¿y no te has planteado que a lo mejor los que estábamos equivocados éramos nosotros.

Mi opinión sobre las distintas generaciones, os la conté hace poco, así que no me repito:

Un boomer millennial de la generación X

Sigamos con las 4 «grandes»…

Precisamente, hace unas semanas tuve la oportunidad de asistir a una charla en la que una de esas «grandes» fue a presentar sus poderes ante un grupo de jóvenes talentos, con el objeto de captar su atención.

En el mismo destacaron lo «grandes» que eran lo grandes que eran sus clientes, lo novedoso de sus proyectos y lo impactante de su tecnología.

Por cierto, uno de los novedosos proyectos era la capacidad de activar la alarma de tu casa sin estar en ella, con una llamada de teléfono. Tecnología punta, ¿eh? 🤣

La presentación corrió a cargo de un par de personas que en algún momento me hicieron dudar si todo aquello era real o era una pantomima…

Lo cierto es que los chavales hablaban bien, contaban su experiencia dentro del apasionante mundo de la consultoría y resaltaban todas las oportunidades que había ante la falta de talento para cubrir todas las necesidades que tenían.

Eso sí, se lo contaban a una comunidad de (futuros)desarrolladores que, muchas veces, son perfiles ligeramente distintos a los que estaban presentando.

De hecho, alguien preguntó «¿pero tenéis desarrollos propios, porque sólo habéis mencionado herramientas de terceros?» y la respuesta fue «no, nosotros no desarrollamos», aunque luego matizó que alguna pequeña cosa sí podían hacer, pero que no era su foco.

De todas formas, aún así, alguno mostró interés en acceder a alguno de sus procesos de selección y le remitieron a la web de la empresa o a que les contactaran por LinkedIn directamente.

Y puestos a preguntar, otra persona preguntó si le podían decir una banda salarial para alguien que empezaba y para alguien que llevaba 5 años, como las personas que habían hablando.

Y la respuesta fue que eso era confidencial pero que si entraba dentro de la compañía, sabría todas las bandas salariales que había y demás condiciones.

Bien, pues si hacemos caso a lo que dice en el artículo del país, vemos que pone literalmente esto: «Hay casos minoritarios que hacen carrera y que, con el tiempo, multiplican exponencialmente el mínimo de alrededor de 14.000 euros brutos anuales que cobraba hasta este año un recién llegado».

14.000 € anuales, que según una calculadora de sueldo neto, supondrían 906,9 €/mes y 2 pagas extras de 1.000 €

¿Poco? ¿Mucho? Os dejo que lo estiméis vosotros, eso sí, a la hora de calcular el precio hora, no es lo mismo dividirlo por 160 horas al mes que por 240, por ejemplo.

Sinceramente, 14.000 € me parece demasiado bajo y más teniendo en cuenta la crisis de talento que hay… conozco compañías, no tan «grandes», que están ofreciendo salarios de 18.000-21.000 € de entrada.

También es cierto que en las «grandes», como se comenta en el artículo, puede haber subidas exponenciales en plazos cortos de tiempo, pero también lo es que «no se respeta lo suficiente la vida personal, y hay menos derechos que en otras compañías».

Como he comentado, tengo algún amigo que lleva más de 20 años en una de estas consultoras y está encantado.

Conozco otros que estuvieron un tiempo y guardan un buen recuerdo, ya que les hicieron aprender en poco tiempo cosas que en otro sitio habrían tardado más o nunca lo hubieran hecho.

De hecho, hace poco, comentando algo con una persona que trabaja en la Administración, me hablaba de un compañero suyo y me decía: «no, es que es muy organizada y trabaja muy bien, se nota que estuvo muchos años en [una de esas grandes]».

Por supuesto, tengo otros que no tienen recuerdos tan gratos… incluso conozco alguno que estuvo en empresas más pequeñas para terminar en una «grande»; estos son los menos, la verdad.

Con todo esto, lo que quiero decir es que todos sabemos cómo funcionan este tipo de compañías y esto ha sido así desde hace muchos años simplemente porque se lo han permitido; mejor, porque se lo hemos permitido.

Y, ojo, que no hablo sólo de las Big Four, en este saco puedo meter a otras menos big», que compiten con ellas o trabajan para ellas, pero probablemente el origen esté ahí, porque esas otras quieren ser también «grandes».

Y, claro, a medida que te vas haciendo «grande», vas teniendo más jefes, más oficinas, más comilonas, más coches, más tarjetas… y todo eso lo tiene que pagar alguien, ¿no?

Además, hay que reconocer que las oficinas y las presentaciones de las «grandes» molan… y eso tiene su valor.

Pero, vamos, eso es así en las consultoras, en las empresas privadas y en las empresas públicas, no nos engañemos: el mundo funciona así.

De todas formas, en tu mano está el aceptar esas condiciones o no hacerlo; lo que tengo claro es que si lo haces, no deberías protestar.

Me explico: si tu estás dispuesto a trabajar 40 horas a la semana por 14.000 €, adelante.

Cuando veas que estás haciendo 60 horas, de manera continuada, tienes 2 opciones: largarte o aguantar confiando en esa «subida exponencial».

Quedarte y pasarte el día protestando, te aseguro que no es bueno para ti, ni para los que te rodean y la opción de ponerte a reclamar tus derechos suele terminar regular.

Y otros que tienen mucho que decir en esto son los clientes.

Esos «grandes» clientes que sacan grandes proyectos y que habitualmente se los adjudican a las «grandes» consultoras, porque como se suele/solía decir «nadie se ha equivocado dándole un proyecto a IBM».

Pongo IBM que en estos artículos no se considera ninguna de las Big Four (PwC, KPMG, EY y Deloitte), pero podéis poner cualquier nombre de empresa de tamaño similar.

Si una empresa «grande» le adjudica un proyecto a «Pepitos Consulting» y la cosa va mal, probablemente tenga que da mucha más explicaciones que si se lo adjudica a IBM y la cosa va mal; en este 2º caso, le puede valer con un «joer, si era IBM».

Por supuesto, todas estas empresas grandes tienen ciertas ventajas frente a las de un tamaño menor: procedimientos, capacidad de hacer frente a avales, posibilidad de reacción ante bajas inesperadas… o como dicen algunos, tienen «más músculo».

Y no digo yo que no, pero a veces hace falta tener cerebro… que no digo yo que no lo tengan, que conozco profesionales muy buenos en esas compañías, pero lo que es cierto es que suelen andar bastante justitos (se meten en más «fregaos» de los que pueden) y confían en alquilar el de otros.

Aquí podría empezar a hablar del bonito mundo de las subcontrataciones, pero eso lo dejo para otro día, sigamos con los «grandes» clientes.

Aparte de los proyectos, los «grandes» clientes tienen también grandes mantenimientos, a los que suelen optar también esas «grandes» consultoras y tanto los unos como los otros, por lo general, no suelen salir a grandes tarifas… más bien, al contrario, estas suelen ser muy ajustadas, por que claro «tenemos mucho volumen».

Total, que en todo ese zoco de oportunidades participan las Big Four, las menos big y las «Pepitos Consulting» (a veces), para ver quién se lleva el gato al agua.

Hace unos años, las tarifas de las Big Four solían ser las más altas, de lejos, pero desde hace años esa diferencia no es tanta y pueden llegar a ser competitivas… en teoría.

Pongamos un ejemplo: sale un pliego para un proyecto de 5.000.000 € y se presentan una Big Four, una menos big y «Pepitos Consulting», todos te dicen que te lo hacen por 4.000.000 €, en un año y medio, con 10 consultores.

¿A quién le darían el proyecto? Os podría asegurar que el 99% de las veces se lo llevaría la Big Four, porque si sale mal el proyecto, el responsable del cliente diría «joer, si era una Big Four».

Y no digo que no fuera a salir bien el proyecto, puede salir, pero ¿a costa de qué?

Probablemente, los 10 consultores de «Pepitos Consulting» tendrían que echar unas cuántas horas también para que el proyecto saliera adelante y además que saliera rentable para su compañía; entre otras cosas porque uno de esos 10 consultores, o varios, podrían ser uno de los socios de la compañía.

Mientras que en la Big Four, probablemente, habría que soportar los costes de esos 10 consultores, de otros 5 que voy a tener que subcontratar para que me echen una mano, el bonus del comercial, los objetivos del director, el bonus que se lleva el socio y la parte correspondiente de esas magníficas instalaciones que tenemos en la planta 52.

Evidentemente, esto generalizando, pero os podría poner más de 4 y 5 ejemplos donde ha sucedido esto y lo sé de primera mano… y muchos de vosotros también conocéis casos, aunque prefiráis no decirlo 😉

No es la primera vez que hablo de esto y, aunque me gustaría, no creo que sea la última. 

Insisto: ¿y si fuéramos todos más honestos?

Como comentaba en el artículo anterior, no es un problema sólo de las Big Four, aunque es cierto que si ellas cambiaran, puede que empujaran a las demás a hacerlo.

Al igual que si las personas no aceptaran ciertas condiciones o si al ver que no se cumplen las que firmaron, pusieran tierra de por medio.

Y los clientes, por otro lado, deben ser conscientes del esfuerzo de lo que demandan y sacar ofertas acordes al mismo.

Pero claro todo eso suponer, entre otras muchas cosas, dejar de hablar de horas y hablar de solucionar problemas, que es por lo que realmente nos deberían pagar.

De todas formas, todo esto no va únicamente de cuidar de los trabajadores, va de recaudar más, no nos engañemos, y no afecta sólo al mundo de la consultoría: «Las Big Four son la punta del iceberg: la cultura de las horas extra está en el punto de mira de las inspecciones».

Si vuelvo a las Big Four, un socio que lleve 20-25 años tragando trabajando, se ve con todo el derecho de tener un salario «interesante», que le compense todos esos años hasta llegar ahí; por lo que el modelo tiene que seguir funcionando igual para que él/ella/elle tenga ese nivel de ingresos por el que ha estado tragando luchando todo ese tiempo.

Si empiezan a pagar más a los de abajo, le llegará menos a ese «pobre» socio.

Pues lo mismo con las pensiones… si los ingresos son menores, no se podrán pagar las pensiones de toda esa gente que ha estado trabajando durante años, así que hay que hacer algo para recaudar más y que la rueda siga girando.

Que sí, que el socio podría vivir con menos y que en la Administración se podrían eliminar muchos gastos absurdos (quizás con que dejaran de robar algunos sería suficiente), pero es que el mundo está así montado.

Y no es cuestión de buscar culpables, porque al final todos los somos un poco pero si queréis que os dé uno, ya que habéis llegado hasta aquí, os lo daré.

Puedo afirmar, sin ningún tipo de duda, que…

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.