Han pasado más de 2 semanas desde mi última entrada, algo que no es habitual, como no lo es la situación que estamos viviendo.
Lo primero que quiero es agradeceros a esas personas que habéis contactado conmigo, inquietos por mi “desaparición”… Estoy bien, por ahora, no tengo ningún afectado entre mis allegados y espero que todo siga así.
El caso es que han sido unos días “raros” y he estado un poco descolocado ante todo lo que estaba pasando: cambio de rutinas, situaciones anómalas, preocupación por la situación, etc… pero hay que saber adaptarse 😉
Aunque estoy acostumbrado a trabajar en remoto desde hace años y no es algo que me suponga ningún tipo de problema, una cosa es que sea una opción que uno elija y otra que te la impongan.
Y cuando digo que te la impongan no quiero decir que esté en desacuerdo con las medidas tomadas, las circunstancias son las que son y creo que lo fundamental ahora es controlar la crisis sanitaria.
Personalmente, he seguido impartiendo formación y aunque siempre he sido partidario (y lo sigo siendo) de la formación presencial, tengo que reconocer que cada vez hay mejores herramientas para poder dar una formación de calidad sin tener que desplazarte físicamente.
Lo que me gusta menos es tener a gente en el aula y gente conectada a la vez porque en este caso es complicado intentar mantener la atención de ambos grupos. Por mucho que sepa que hay alguien conectado, siempre termino por levantarme, pintar algo en la pizarra, etc…
Así que, por mí: o todos en clase o todos en remoto.
Si puedo elegir, tanto de profe como de alumno, prefiero la formación presencial, pero cuando se dan circunstancias como las actuales, no hay opción.
Y entonces tenemos 2 opciones: no formarnos o formarnos a distancia. Y aquí también tengo clara la respuesta, que no hace falta que te diga, si me conoces un poco.
Creo que es buen momento para, ya que se paran otras cosas, aprovechar para formarte/autoformarte en muchas de esas cosas que tenías en tu lista de “pendientes”…
Sí, ya sé que muchos teletrabajáis, que hay que ayudar a los niños con los deberes, que las cosas de la casa, etc… pero estoy seguro de que podéis sacar 1-2 horas al día, para poder aprender algo nuevo.
Y yendo a lo del teletrabajo, muchas empresas se han apuntado a esto ahora, de repente, o eso creen… porque algunos se creen que comprar portátiles para todos y mandarte para casa es teletrabajar. Y va a ser que no…
Si en el artículo anterior planteaba la pregunta de “¿qué justificación hay para que la gente vuelva a la oficina?”, hoy os voy a dar una posible respuesta: no estamos preparados para teletrabajar.
Ojo, no estoy diciendo que en general no estemos preparados para hacerlo, lo que quiero decir es que para poder implantar el teletrabajo no es suficiente con dar un portátil al empleado y adiós, necesitamos muchos más cambios, cambios que afectan a tu cultura corporativa y cambios legislativos.
-
- ¿De verdad alguien piensa que tiene (o ha tenido alguna vez) sentido el tema del registro del control horario que entró en vigor hace unos meses? Quizás sea mejor medir valor que tiempo…
- ¿Sirve de algo implantar una herramienta colaborativa sin enseñar a la gente a usarla? No vale de nada, te seguirán friendo a mails.
- ¿El hecho de que puedas trabajar desde tu casa convierte tu horario laboral en indefinido? Debes marcarte unos límites.
- ¿Si te rompes una pierna en casa mientras estás teletrabajando se considera accidente laboral? Veo complicado que la empresa establezca las normas de seguridad en mi casa…
- ¿Tiene sentido tener 10 videoconferencias al día? Claro, hombre, como no hay que reservar sala de reuniones, es sólo darle a un botón y todo el mundo a la pantallita, después de media hora para que nos oigamos y veamos todos…
Por supuesto, hay empresas que llevan años haciendo ese cambio cultural y algunas que lo tienen más que integrado en su día a día, pero a todas aquellas a las que esto les ha pillado de improviso, no les vendría mal tomar nota de la experiencia y dar los pasos necesarios para que la próxima vez sea todo más natural.
Evidentemente, no hay que esperar a que pase algo así, ya que si realmente haces un análisis serio, verás que necesitas cambiar tu modelo, con independencia de circunstancias excepcionales, ¿o eres de los que vas a seguir apostando por el “presentismo”? 😉
PD.- Salud para todos.
Hola Antonio. Has vuelto con fuerza, me ha gustado tu post y me ha hecho reflexionar y, por eso, voy a dejar aquí mi opinión.
Siempre he creído que la formación reglada es fundamental pero, a partir de ahí, lo que marca la diferencia es la auto formación y la curiosidad y, para ello, siempre he visto a la formación online como la gran revolución. Lo estoy enfocando desde el punto de vista del que recibe la formación. El hecho de que uno pueda volver a ver el contenido en cualquier momento del día, revisarlo, rehacer una práctica…,etc, es una gran ventaja añadida sobre la formación presencial. Creo que poco a poco irá comiéndole el terreno a la formación presencial…
En cuanto al teletrabajo…, no lo tengo tan claro, sigo prefiriendo un cierto “presencialismo” (aunque sea mínimo), es decir, una mezcla de teletrabajo y trabajo presencial. Creo que se necesita estar presentes y compartir las ideas, interactuar entre compañeros. Por otro lado, si te tienes que centrar en una parte individual de tu trabajo, es mejor que lo hagas desde la comodidad del hogar, o no? ; )
😉
https://news.sap.com/latinamerica/2020/03/cuatro-recomendaciones-para-optimizar-el-trabajo-remoto/
Buenas pautas, llenas de sentido común 😉
Estamos teniendo el mayor experimento de teletrabajo que hayamos podido tener nunca jamas. Pero casi todas las empresas están improvisando mas que otra cosa. Y lo malo es que, cuando todo esto pase, esas empresas tendrán la excusa perfecta para rechazar el teletrabajo. Dirán que no funciona… Aunque en realidad lo que pasa es que lo que no funciona hes hacerlo mal… una pena.
Correcto, pero antes de decir que no funciona, deberían probar a hacerlo bien.