Aunque tengo claro que las personas no pueden ser tratadas como números, también es cierto que puede haber números que me ayuden a tratar mejor a las personas o de una manera más eficiente.
Estos números nos pueden ayudar a responder a ciertas preguntas, unas ya conocidas y otras no tanto:
-
- ¿Qué ha pasado?
- ¿Por qué ha pasado?
- ¿Qué va a pasar?
- ¿Qué es lo mejor que podría pasar?
Para dar respuesta a la primera pregunta, seguro que tenemos muchos informes que nos permiten analizar lo que ha sucedido… bueno, o deberíamos/podríamos tenerlos… sí, ya sabéis, esos informes con 300 columnas, con más información de la que somos capaz de asimilar y en la que nuestra única preocupación es la de “¿pero me lo puedo bajar a Excel?”…
La segunda pregunta es también relativamente sencilla de resolver, si soy capaz de responder a la primera, claro… porque no sería la primera vez que alguien me dice que un informe no funciona, sin haber mantenido la información con los datos en los que se basa el citado informe.
Para las dos últimas ya tengo que tener en cuenta “cosas modernas”, como el análisis predictivo, que me van a permitir analizar la información desde otro punto de vista, estableciendo relaciones entre indicadores aparentemente no relacionados, ofreciéndome nuevos puntos de vista.
Por ejemplo, podría llegar a determinar que el grado de absentismo es superior en aquellos departamentos en los que los responsables tienen un desarrollo más bajo y una remuneración superior a la media de la compañía. Aunque esto, me diréis que es evidente, si tengo un jefe que es un gañán que está forrado, no me apetece mucho verle la cara… pero era sólo un ejemplo (¿basado en la realidad?) 😉
La clave de todo esto es tener claro que este tipo de proyecto no va sólo de números, que también, sino de analizar comportamientos, los cuales son más cualitativos que cuantitativos, pero que es evidente que tienen su reflejo en los resultados de la compañía, según dicen en artículos como este: “A mayor felicidad de los trabajadores, mejor productividad”
¿Entonces pasamos de los números y todo está basado en comportamientos? Para nada, como siempre, lo mejor es buscar el equilibrio y tener en cuenta varios factores, en lo que se viene a denominar la gestión basada en la evidencia (Evidence-Based Management, EBM):
Como podéis ver en el gráfico anterior, se tienen en cuenta 3 factores:
- La experiencia de los responsables.
- Evidencias científicas, tanto externas como internas.
- Las expectativas de los empleados y la cultura organizativa.
Y combinando bien esos 3 ingredientes, podemos llegar a obtener un resultado excelente, siempre que se nos dé bien “la cocina”, porque ya sabéis que los datos después hay que “cocinarlos” un poco… 😉
Todo esto y mucho más os lo cuentan en este curso de openSAP: People Analytics and Evidence-Based Management
¿A qué esperáis para poneros a cocinar? 😉