Me gusta unir los puntos

Probablemente, el dibujo de cabecera de este artículo os haya llevado unos cuantos años atrás, cuando os gustaba unir los puntos para que apareciera la figura escondida tras esa maraña aparentemente desordenada.

Por cierto, que si os habéis puesto melancólicos y echáis de menos entretenimientos de ese tipo, aunque ya casi esté terminando el verano, y con él vuestras «vacaciones Santillana», siempre podéis volver a sentiros como niños con los cuadernos de vacaciones para adultos.

De todas formas, no me refería a unir los puntos de manera literal, me refería más a establecer conexiones, muchas veces evidentes y otras no tanto.

Por ejemplo, esta última semana, me han llamado un par de veces porque alguien estaba valorando una oferta de empleo y sabían que yo podía conocer a alguien en la empresa final.

Otras veces, me llaman desde la empresa/consultora, para preguntarme por un candidato.

La intención es simplemente obtener más información sobre el puesto/candidato, no penséis en nada raro, porque ni es mi estilo ni tengo capacidad para eso.

Es frecuente que conozca a personas por separado y vea que en un momento dado podrían tener una oportunidad de hacer algo juntos y les proponga conocerse y/o les organice una comida. Sin ninguna intención más, después ellos deciden si se dan una segunda oportunidad.

A veces esa conexión no es evidente a simple vista o de manera inmediata, pero muchas veces termina surgiendo el flechazo.

También esta semana, comiendo con un amigo nos planteamos la posibilidad de hacer algo en común que en un principio era más beneficioso para él que para mí y me decía: «¿Pero tú que sacas de todo esto?». Y le dije que ese era mi problema.

Evidentemente, no soy una ONG, pero os aseguro que esas inversiones «a fondo perdido», muchas veces terminan dando rendimiento. Y mucho más del esperado, que suele ser cero 😉 Por supuesto, otras no, pero en el cómputo global, no me quejo.

Y todo esto lo veo muy relacionado con la actitud que deberíamos tener ahora, en este entorno tan cambiante en el que vivimos: nunca vamos a ser capaces de saberlo todo y es fundamental colaborar con otros, compartir conocimientos, experiencias… y saber conectar cosas que aparentemente  no tienen mucha relación pero de las que pueden salir cosas realmente interesantes.

Por ejemplo, en las sesiones de Design Thinking hay un punto en el que se invita a generar ideas, algunas aparentemente absurdas pero de las que muchas veces suelen salir propuestas geniales, simplemente dándole una vuelta a esa idea tan absurda de inicio.

Sí, sé que todo esto es un poco utópico y que la sociedad nos pide números y resultados, pero lo uno no es incompatible con lo otro.

Os dejo, que tengo que ir a dar de comer a mi unicornio… 😉

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