La construcción y el mundo de la consultoría

La semana pasada hacía una analogía entre la polémica de Sacyr y el canal de Panamá con el mundo de la consultoría, del que conozco algo más, en el que planteaba que muchas veces era fácil “adivinar” que un determinado proyecto iba a tener problemas, en base a las condiciones de partida… condiciones pactadas por cliente y proveedor de antemano, aceptando ambos las reglas del juego.

burbuja-inmobiliaria[1]Como bien sabemos, desde hace unos años estamos inmersos en una crisis (de la que dicen que estamos empezando a salir y yo me lo quiero creer, lo cuál no quiere decir que me lo crea) generalizada, pero que afecta principalmente a sectores como el de la construcción. Y digo yo que, en gran parte, ¿no nos lo hemos buscado?

Dejando de lado el tema de los bancos, para el que no creo que tenga gigas suficientes en Internet para hablar, en lo que se refiere estrictamente a la construcción:

  • ¿Era normal que en España se hicieran más pisos en un año que en el resto de Europa?
  • ¿Y que un piso, tasado “de aquella manera”, pasados 3 meses de su compra se vendiera por un 30% más?
  • ¿Eran necesarias tantas urbanizaciones? ¿Tantos PAUs? ¿Tantos aeropuertos?

Ahora, dicen que los pisos han bajado… pero quizás no sea eso, quizás simplemente ahora pagamos por los pisos un precio más razonable y de acuerdo a la calidad de los mismos, ¿no? Y no es que ahora hayan bajado, es que antes estábamos locos… 😉

Entonces, ¿las tarifas de consultoría han bajado? Evidentemente, sí… ¿o quizás ahora mismo simplemente son más razonables?

Puede que haya algo de las dos cosas, pero evidentemente lo que no era normal antes es que una consultora formara 15 días a una persona y a la semana siguiente me volvía a encontrar con esa misma persona en un cliente y me lo presentaban como “fulanito de tal, consultor experto con 5 años de experiencia” y yo allí pensando: “joer, pero si es clavadito al imberbe con acné al que le dí la formación hace menos de un mes”

Y, claro, el chaval empezaba a trabajar y hacía lo que podía… y como era buena persona el cliente no se quejaba, porque “cómo voy a decir nada, si el pobre tiene buena voluntad y me recuerda a mi hijo” (sic)… pero, claro, las cosas no salían como tenían que salir… y el cliente decía “pues yo he pagado una millonada para que esta gente deje las pantallas como las teníamos antes, pero con SAP” (sic)… y así vivimos unos años, hasta que estalló la burbuja inmobiliaria 😉

Y ahora, pues eso,  que puede que los clientes paguen una tarifas más razonables por nuestro servicios, pero lo que no deberían dejar de lado es que el precio no debería ser el único factor determinante, ya que ahora mismo hay muchos que tienen que “vender su casa al precio que sea” y en la construcción, en la consultoría y en todo en general, la calidad siempre (antes y ahora) se paga 😉

PD.- Como no hice la mili, a veces tengo que contar batallitas, pero de “lo mío”…

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