¿Con cuántos de tus contactos de LinkedIn te podrías tomar un café?

En mi caso personal, suelo aceptar a la mayoría de la gente que me pide contactar en LinkedIn, si bien es cierto que solemos compartir algún interés en común o tenemos varios contactos en común.

Un día, hace años, cuando no estaba tan extendido todo el tema de las redes sociales, en un proyecto cualquiera, surgió mi nombre en una conversación de café…

– Ah, ¿conoces a Antonio?

– Sí, sí, me dio un curso de nómina.

– ¿Pero le conoces o te ha dado un curso?

– Bueno, estuve en un curso y luego hemos cruzado algún mail.

– Vamos a ver, ¿pero tú le puedes llamar por teléfono y quedar a tomar una caña con él?

– Bueno, eso ya…

– ¡Entonces no le conoces, te ha dado un curso!

Esta pequeña anécdota, me sirve para ilustrar el hecho de que aceptar contactos simplemente por el hecho de acumularlos no tiene sentido, pero también es cierto que muchas veces puede ser un primer paso para terminar tomando ese café y quién sabe qué puede salir de ahí…

En cualquier caso, por supuesto, no hay una regla mágica y cada uno es libre de decidir qué criterio sigue para aceptar un nuevo contacto o no.

Yo, como decía, suelo aceptar a la mayoría de la gente que me pide contactar, a no ser que sea evidente que no tenemos absolutamente nada que ver.

Mi red se compone principalmente de colegas de trabajo, recruiters (los suelo aceptar e intento contestar a todo lo que proponen, sin hacerles perder el tiempo) y gente que se quiere iniciar en temas de SAP (a los que intento orientar), principalmente.

Por mi parte, si le pido conectar a alguien es porque me interesa algo de su trabajo, le he conocido en un evento/reunión… o le he tenido como alumno en alguna formación.

De hecho, antes de cualquier formación, si tengo la lista de los alumnos, les suelo pedir contacto para ver un poco su perfil y adecuar la formación a sus necesidades, en la medida de lo posible.

Por supuesto, siempre que pido contacto es con la correspondiente nota para que me sitúen, aunque tengo claro que mucha gente ni se lo lee… son varios los alumnos que me han rechazado y después en la formación me han dicho «es que, como no sabía quién eras»… a lo que otro siempre les responde, «pero si dice que va a ser tus instructor en el curso»

Lo que tengo clarísimo con todo este tema de las redes sociales es que es algo que tienes que tener perfectamente integrado en tu actividad y que tiene que estar en consonancia con lo que eres.

De nada vale crearte un personaje en las redes sociales que no se corresponda con lo que eres realmente en la vida real. Para lo bueno y para lo malo.

Y en mi caso así es, aunque si soy sincero, lo que sí me ha pasado más de una vez es que cuando alguien me ha «desvirtualizado» y me ha tenido enfrente, sí que ha dicho lo de: «Jo, no sabía que eras tan grande»... y en este caso lo de «grande» no tiene nada de metafórico, es en sentido estrictamente físico 😉

Es evidente que soy un gran defensor de las redes sociales y que les veo muchos más beneficios que inconvenientes, pero siempre que estas sean una herramienta más y no la única.

Y, por supuesto, las veo como una gran oportunidad para establecer relaciones que pasado un tiempo pueden dar lugar a materializarse en «el mundo real»… y esto último lo entrecomillo porque tengo claro que las redes son muy reales, aunque haya gente que viva de espalda a ellas, lo cual respeto pero no comparto.

Conozco a gente muy brillante en lo suyo, pero… con poca visibilidad. Y cuando se quieren hacer ver, les cuesta un mundo o recurren al método tradicional: una llamada, un mail, una comida…

Mi consejo siempre es: hazte visible. No dejes de hacer lo otro, pero hazte visible, porque así es posible que alguien te haga ti esa llamada, te mande ese mail o te proponga esa comida.

Evidentemente, siempre que lo que expongas, le aporte valor a alguien.

Ante eso, el argumento siempre es que eso lleva tiempo y que no tiene tiempo. Y mi respuesta es: «Sí tienes tiempo, lo que pasa es que prefieres dedicarlo a otras cosas».

Y después viene lo de la rentabilidad y la monetización… como si la cosa fuera escribir 4 artículos ¡y a vivir del cuento! Aquí han hecho mucho daño todos esos gurús que proponen métodos milagrosos para hacer de cualquier idea un buen negocio…

Mi opinión vuelve a ser clara: aporta valor, sé constante y las cosas surgirán. Es decir, esta sería la fómula:

Oportunidades = Valor aportado * Constancia

Y ya sabemos lo que pasa, aunque seas de letras, en un producto si uno de los factores es 0…

Voy terminando, que esto está quedando muy largo para lo que acostumbro, recordando que, aparte de por aquí, me podéis encontrar en LinkedIn y en Twitter y, por supuesto, abierto a la posibilidad de que nos tomemos un café cuando queráis… 😉

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