Icono del sitio Antonio de Ancos Cid

Millennials y demás tribús

En los años 90, eramos JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados) o eso nos quiso hacer creer una conocida marca de coches, en el lanzamiento de unos de sus modelos dirigido al público juvenil.

Ahora dicen que tenemos la generación de jóvenes mejor preparada de la historia, aunque curiosamente no hay ninguna universidad española entre las 200 mejores del mundo y tenemos una tasa de paro juvenil del 57,7%… pero no seamos pesimistas y pongamos cada uno un poco de nuestra parte para salir de esta: ya sabéis, es cuestión de hacer circular el dinero (Circulen, circulen…).

En cualquier caso, lo que es cierto es que en la realidad laboral actual estamos conviviendo 3 generaciones, con cualidades, actitudes e intereses muy distintos… son las llamadas: BabyBoomers (1945-1964), GeneraciónX (1965-1980) y Millennials (1982-2000). Y la empresa que no sepa adaptarse a este entorno, está condenada a morir.

Los de la GeneraciónX hace tiempo que nos dimos cuenta que nuestra vida laboral no iba a consistir en estar 50 años en una sucursal bancaria (la misma, of course), hasta que llegara el momento de la cena de jubilación y entrega del reloj de oro correspondiente, como paso previo al desparrame de viajes a costa del IMSERSO, gracias a las cotizaciones religiosamente aportadas durante todos esos años.

El futuro de los Millennials puede que sea incierto, pero lo que es una realidad es que aún está por hacer y que nos tenemos que saber adaptar a su presente. No tiene sentido intentar gestionar una empresa sin tener en cuenta las inquietudes y necesidades de las personas que forman la misma.

Una de las características principales de esta generación es el uso intensivo de la tecnología y ese será uno de los factores claves dentro de la guerra por la gestión del talento que vamos a vivir durante los próximos años. Si yo no tengo una empresa «tecnológicamente atractiva», será complicado atraer/retener a los mejores profesionales. En nuestras manos está seguir de espaldas a esta realidad o dar los pasos necesarios para adecuarnos a la misma.

Siempre he pensado que un empleado satisfecho es el mejor comercial y el mejor técnico de selección de una compañía, por lo que yo tengo claro cuál sería mi opción… 😉

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